¿Qué situación la llevó a recurrir a la fundación?
Mi nombre es Montse Bustos Pérez y toda mi vida he vivido en Barberà del Vallès. Trabajé 24 años en una empresa de aquí, empaquetando y colocando en cajas productos embolsados como Chups chups y bollería, para Bollycao y Matutano. Hicieron un ERE; despidieron a 25 personas, entre ellas yo.
De la noche a la mañana me encontré con 50 años, perdida y en la calle. Pensé que me jubilaría, en esa empresa. Hacía 17 años, mi marido ya se había quedado en el paro, pero nunca me hubiera imaginado que esto podría pasarme a mí... Fue él, quien me habló de la fundación.
¿De qué manera la han ayudado, los profesionales de aquí?
Primero, en una entrevista me informaron de todo lo que podía hacer: cursos, etc. Gracias a los talleres de la fundación, de competencias, de conversaciones en catalán, de informática, etc., he aprendido a hacer un currículum, a apuntarme a las ofertas que se publican on-line... No sabía por dónde empezar, no sabía cómo manejarme con el ordenador. Cuando me quedé sin trabajo, era como si fuera de otro planeta, y, de repente me hubieran puesto aquí: ¡El mundo laboral que me encontré era otro! Hace 3o años, cuando buscabas trabajo, te presentabas a una empresa, directamente, o te enterabas de que en algún sitio estaban buscando a gente porque alguien te lo decía.
Mis hijos pueden ayudarme a hacer un currículum, pero no es lo mismo; Dani, Anna... los profesionales de la fundación están siempre pendientes de mí, y esto es lo que necesito ahora.
¿Cómo vive la experiencia de buscar trabajo a los 50 años, en un mercado cada vez más precario e incierto?
Es complicado, a mi edad: las empresas lo que buscan es gente joven, con experiencia y formación. Para poder sacarte un salario tienes que terminar trabajando en dos o tres sitios al mismo tiempo, porque hoy en día casi todas las ofertas son a tiempo parcial. Si ya es complicado que te contraten en un sitio, imagínate encontrar dos trabajos… Además, cobrando seis euros la hora, la opción, para mí, es trabajar cerca, y no tener que desplazarte a Granollers, por ejemplo. Pero, bueno, lo que salga. Yo, lo que quiero es trabajar. Esto es lo que he hecho toda mi vida: levantarme a las 5, finalizar la jornada laboral, dejar la comida preparada, hacer las tareas de la casa…
¿Cómo ha sido ser madre de niños pequeños y trabajar a la vez?
Creo que lo peor ya ha pasado; ahora mis hijos ya tienen 20 y 26 años. Lo pude hacer gracias a la ayuda de las abuelas, combinándonos los turnos con mi marido, y, al principio, trabajando a media jornada. Ahora que es cuando tengo más disponibilidad, ya que mis hijos ya son mayores, para la empresa mi edad es una limitación. ¡Siempre tenemos que hacer maravillas para sobrevivir!
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